El alcoholismo y la violencia no se resuelven con prohibiciones aisladas
Desde la Coalición Cívica lamentamos que el intendente Fabián Ríos y sus concejales no quieran debatir sobre la falta de controles en la venta de bebidas alcohólicas durante todos los fines de semana del año, un problema preocupante para todos los vecinos de Corrientes.
Con la decisión de la Municipalidad de no vender alcohol a los mayores de edad durante las recepciones de los colegios secundarios no se está solucionando el problema de fondo ni la violencia que desatan los estados de ebriedad, sino aplicando una medida aislada e hipócrita que pretende ocultar la falta de una política activa y permanente tendiente a resguardar a los adolescentes y jóvenes de los males producidos por la ingesta de alcohol.
La prohibición de las bebidas en las recepciones estimula que los jóvenes se reúnan en fiestas privadas en las que sí habrá alcohol y estarán completamente fuera del control Municipal. Por lo tanto, es fácil comprobar lo insólito de esta medida.
Cualquiera que recorra la ciudad durante las noches de fin de semana podrá ver cómo se venden bebidas en kioscos, supermercados, restaurantes, bares, pubs y boliches. En todos los casos, sin ningún tipo de control municipal y en abierta violación al Código de Nocturnidad vigente que las autoridades de la ciudad deberían aplicar.
Además, los operativos de control de alcoholemia son aislados e insuficientes, y una muestra de ello es que todos los fines de semana las guardias hospitalarias atienden a decenas de jóvenes víctimas de siniestros viales relacionados con el alcohol.
El argumento en torno a que las bebidas impulsan la violencia es cierto, pero a medias, porque el incremento de ésta que muestra hoy la sociedad se da hasta en los salones de clase y sin necesidad de que haya alcohol de por medio.
La Coalición Cívica Corrientes, mediante los concejales Hugo Calvano y Fabián Nieves, siente preocupación por el alcoholismo juvenil, un problema cultural e histórico, pero entiende que la prohibición de una noche de 365 que tiene el año no es la solución a un mal mucho mayor.
Si realmente hay vocación de discutir una norma que proteja a los jóvenes de esta adicción debemos convocar a padres, tutores, colegios, iglesias, asociaciones civiles y funcionarios para que analicemos a fondo la situación, tomemos colectivamente una decisión y nos ocupemos de hacerla cumplir.
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